No siempre hay alguien más cuando se rompe una relación… ¿O quizá sí? El protagonista de esta novela siempre había estado acostumbrado a un guion vital, a una partitura fija, pero ahora descubre que su vida tendrá que impregnarse de jazz. Durante las estaciones de todo un año tendrá tiempo para montar un piso, ir construyendo un nuevo universo y conocer lugares y personas nuevas. Su crisis de mediana edad se mezcla con escenas de infancia, y sus recuerdos contrastan con el crecimiento de los hijos y la nueva realidad que lo rodea. Empezar de nuevo es mejor si se hace en silencio, pero pronto descubrirá que el silencio no existe. Siempre está el murmullo de la ciudad, como el sonido del jazz. Siempre está la luz encendida en el pasillo. Siempre hay alguien más.